"Es un sentimiento que nos controla mucho, pero hay que ganarla".


De esta forma describía a la rabia una de las alumnas participantes en el Programa de Mediación Escolar que estamos llevando a cabo en el CEIP "Cervantes" de Cáceres.
Partiendo de una situación de conflicto entre dos alumnos de 6º de Educación Primaria, llegamos, con la ayuda de dos de los Mediadores escolares con los que cuenta el colegio, a la conclusión de que la resolución violenta del conflicto entre ellos había estado sustentada en un sentimiento al que ellos llaman "rabia".
En el transcurso del proceso de mediación, una estrategia que empleamos frecuentemente es pedir a los alumnos que traten de dibujar cómo perciben ellos/as a ese sentimiento que les ha llevado a resolver el problema con su compañero de esa forma. Lo que perseguimos con esta maniobra es, precisamente, externalizar esa emoción (en un post anterior ya explicamos en qué consiste la maniobra de externalización), con la finalidad de poder manejarla como algo externo al niño y sobre lo que él pueda actuar.
Las formas en que este pequeño grupo de niños (los dos mediadores y los dos alumnos protagonistas de la mediación) representa a la "rabia" son muy variadas: "Es un pequeño grano que me controla el cuerpo", "Se te cruzan los cables y se abre una gran bomba por el cuerpo"

Cada uno/a de ellos describe en qué momentos aparece la rabia cuando están en el colegio: cuando un compañero me insulta, cuando me empujan, cuando algo no me sale como yo quiero...
Seguidamente, pasamos a explorar con ellos los efectos que la rabia provoca en las relaciones con sus compañeros, cómo la rabia actúa y en qué situaciones, y cómo la rabia les lleva a tener reacciones a veces violentas con ellos. Una vez que se ha reflexionado sobre estos efectos, se les lanza la siguiente pregunta:

¿Os parece justo lo que la rabia está haciendo?

Ante la respuesta negativa de todos ellos, el siguiente paso es la toma de posición por su parte con respecto a la rabia: 

¿Qué se os ocurre que podríamos hacer para pararle los pies a la rabia?
¿Queremos controlar a la rabia, o vamos a dejar que la rabia nos controle a nosotros?

Es en este momento cuando empiezan a surgir diferentes alternativas, propuestas por ellos mismos, sobre cómo actuar en aquellos momentos en los que la rabia aparece. Lo interesante de esta fase de la externalización es que las propuestas parten de ellos mismos y no del adulto, como suele realizarse en otros modelos más directivos: "contar hasta diez", "juntar las manos y respirar profundo", "parar un momento"...
Por último, se les emplaza a una hipotética situación futura en la que la rabia aparezca, y se les plantea: 

¿Qué va a ser diferente la próxima vez que la rabia quiera meterte en problemas?


 


Comentarios

Publicar un comentario